A
mediados del siglo XIX el arqueólogo francés Boucher de Perthes planteó la división en Prehistoria e Historia.
Su criterio de separación fue el surgimiento de la escritura. Según los
parámetros europeos de la época la escritura era señal de civilización. Como
sabemos no es un criterio válido hoy en día, pero dichos términos son empleados
en algunos manuales de academias y en el lenguaje de algunos profesores.
A tal
división Christian Jurgensen Thomsen
le agregó una subdivisión: Edad de piedra y Edad de los metales, basado
principalmente en la historia inicial europea.
En
1685 Cristóbal Keller, historiador
alemán, dividió la historia empleando el concepto de Edades: Antigua, Media y
Moderna. Posteriormente, en el contexto de la expansión del industrialismo europeo
en el siglo XIX se emplea el concepto Contemporáneo a los procesos históricos
desde la Revolución francesa hasta la actualidad.
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